"La extensión del sabotaje,
el incremento de su práctica, a mayor o menor escala a lo largo y ancho del
señorío de la mercancía es un hecho consumado. La quema de cajeros automáticos,
la inutilización de cerraduras en los centros de producción y distribución, la
rotura de lunas, el incendio de ETT´s, Inem´s, el sabotaje a las
infraestructuras del capitalismo (TAV, pantanos, autopistas o constructoras)...
son prácticas ofensivas frente a la colonización de nuestra vida por el
capitalismo en su forma más avanzada – el espectáculo integrado. Las llevan a
cabo personas hartas de sobrevivir como mercancías (su vida reducida a los
imperativos económicos) y desencantadas de la falsa oposición (más falsa y
menos oposición a cada segundo) – partidos y sindicatos que quieren gestionar
nuestra miseria e integrarnos en un modo de producción que nos niega cualquier
participación en las decisiones que nos afectan directamente y ayudan a
esclavizarnos mutilando cualquier gesto de negación del existente."
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