sábado, 28 de abril de 2012

La estética anarquista - André Rezsler


La estética anarquista surge de la reflexión prospectiva de los fundadores del pensamiento anarquista moderno. Al definir la orientación estética de una sensibilidad antiautoritaria, prolonga la irradiación de un conjunto de teorías y prácticas revolucionarias. Para aplicar las tesis generales de una filosofía, de una “ciencia” de la sociedad, a los problemas de la creación literaria y artística, adopta la tendencia de las estéticas sociológicas de los siglos XIX y XX. Pero la tentación iconoclasta que ha heredado de los grandes movimientos heréticos de la historia -así como el culto a la creatividad que instituye a partir de una visión “rousseauniana” del hombre- le permite escapar al determinismo estéril de las “ciencias” socialistas del arte. La estética anarquista refleja, además, el pluralismo fecundo de las diferentes corrientes del pensamiento libertario. Individualista, exalta la potencia creadora, la orgullosa originalidad de cada persona. Colectivista o comunista, celebra el poder creador de la comunidad o del pueblo. Pero sea que reclame, inspirándose en el culto proudhoniano, bakuninista, de lo desconocido, un arte nuevo, sin precedente en la historia del arte, o que preconice el renacimiento de un arte popular o arcaico, inicia el primer gran ataque moderno contra dos milenios de cultura europea.

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