"El Estado es la autoridad, es la ostentación y la infatuación de la fuerza. No se insinúa, no trata de convertir; y siempre que lo intenta lo hace con muy mala pata; pues su naturaleza no consiste en persuadir, sino en imponerse, en forzar. Incluso cuando ordena el bien lo perjudica y echa a perder, precisamente porque lo "ordena", y porque toda orden provoca y suscita las rebeldías legitimas de la libertad; y porque el bien, desde el momento que es ordenado, desde el punto de vista de la auténtica moral, de la moral humana (no divina por supuesto), desde el punto de vista del respeto humano y de la libertad, pasa a ser el mal. La Libertad, la Moralidad y la Dignidad humana del hombre consisten precisamente en eso, en que hace bien, no por que se le ordena sino porque lo concibe, lo quiere y lo ama"
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